La Ética es la ley de gravedad del espíritu humano. Su quebrantamiento conduce a la
desintegración personal y social.
El universo funciona de acuerdo a leyes que garantizan el orden del cosmos y la
supervivencia de las especies.
Las leyes físicas son inexorables y se cumplen dentro de un orden, ritmo y armonía
perfectos. Si dejara de funcionar la ley de gravedad, el cosmos se convertiría en un caos.
El instinto animal, innato y heredado, dirige con perfección absoluta el comportamiento de
los animales.
El instinto de conservación garantiza la supervivencia del individuo y el
instinto sexual asegura la supervivencia de las especies.
Pero el hombre nace libre. La libertad es un riesgo y también una oportunidad para llegar
a ser más humano y poder pensar, amar y crear libre y conscientemente y de esta forma,
tener acceso a la plenitud y a la felicidad. La naturaleza es sabia y para que todo esto pueda hacerse realidad, ha impreso en la
conciencia de cada ser humano unas leyes, unos mandatos, que le señalan el camino del
bien y le exigen su cumplimiento. A pesar de este imperativo, la ética no coarta la libertad
del hombre, más bien, le salva de perderse y de autodestruirse.
"La ética enseña el arte de vivir y las técnicas de la felicidad". Es la primera y la más
importante de todas las ciencias.
Cada ciencia tiene un objetivo particular, pero la ética
tiene como objetivo, lograr que todas las ciencias estén al servicio del hombre, para que
pueda logra su fin.
La ética es activa e imperativa; exige a cada uno el cumplimiento de su misión con
autenticidad y eficacia; le dice al economista, al político, al médico y al orador...lo que
deben y lo que no deben hacer. Cada uno en su profesión tiene el deber de lograr que las
cosas sucedan y funcionen con eficacia. Y si las condiciones son adversas, debe luchar
para cambiarlas.
La ética no perdona, ni excusa, ni exime. El hombre es siempre responsable, porque en
última instancia es libre para decidir por encima de todos los condicionamientos externos.
Y no es que la ética se inmiscuya en la vida de nadie, sólo exige que cada persona se
respete a sí misma, lo cual incluye el respeto a los demás.
La ética es la gran defensora
de la libertad del hombre.
Cuenta una historia que, allá por el siglo V antes de Cristo, Confucio fue nombrado
ministro y un amigo le preguntó: "Confucio, ¿Qué es lo primero que vas a hacer?" a lo que
éste respondió: " Lograr que las palabras recuperen su verdadero significado. Que el rey sea rey y gobierne con justicia. Que el padre sea padre y eduque con amor y que el
maestro sea maestro y enseñe con sabiduría porque, si el rey no gobierna con justicia, si
el padre no educa a sus hijos con amor, con principios y valores y si el maestro no enseña a sus alumnos con sabiduría, son unos
impostores".
Confucio quería hacer un llamado a la ética, para que los hombres fueran auténticos,
sinceros, dignos y responsables. Quería que las cosas fueran como debían ser y que
funcionaran como debían funcionar.
Pero hoy vivimos en los albores del siglo XXI y resulta anacrónico hablar de ética a una
sociedad materialista que persigue el éxito a costa de lo que sea y que cree en "el fin
justifica los medios". Sin embargo, la ética es una ley que nace de la misma naturaleza; es
tan antigua como el hombre y tan moderna como si acabara de estrenarse.
La ética es una condición para el éxito. Tú dependes de la calidad de tu trabajo. Nadie
puede construir nada duradero sobre la mediocridad y sobre la mentira.
La experiencia y la historia nos enseñan que las personas y las sociedades se desarrollan
mientras son impulsadas por principios, valores e ideales y degeneran cuando se debilitan
sus estructuras morales
Dentro del ser humano existe una lucha eterna entre el bien y el mal, por lo cual, nadie
puede decir:" De esta agua no beberé". Han caído grandes imperios; han caído personas
consideradas incorruptibles, de modo que, tú también puedes caer.
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