Nuestro país viene atravesando por décadas una crisis moral y ética. Los
tres principales problemas que afronta nuestro país son: la delincuencia y la
falta de seguridad, la corrupción y las coimas en el sector público, el
desempleo y la falta de trabajo. Pero la corrupción cobra especial relevancia.
Porque es practicada por personas que ocupan cargos importantes y estratégicos,
quienes no respetan la investidura ni le importa su dignidad. La deshonestidad
ha echado raíces profundas y se ha convertido en
un duro escollo que ya es difícil construir una sociedad justa, democrática y
solvente. La corrupción está al mando de mafias organizadas y recorre todo el
tejido estatal. Se renueva y se moderniza con la tecnología de punta y sin
miramientos arrasa con todo a su paso.
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Cada día los periódicos y los medios radiales solo pululan
atrocidades. Ninguna noticia buena Sres. El robo doméstico campea, nos roban
los celulares, nos arranchan las carteras, nos quitan nuestras ropas. Nuestras
casas son violentadas, se llevan nuestros artefactos y enseres. Creen que esto
no duele? ¡Claro que duele! Somos seres humanos, con corazón, con sentimientos.
¿Pero saben qué es lo que más nos duele?
El robo descarado de millones y millones de soles en diferentes
instancias de los distintos ministerios de nuestro querido Perú. No hay
ministerio que se salve, la corrupción está por todos lados. ¿Quién hace algo?
¿Quién dice esta boca es mía? Pues NADIE. Según el MEF, cada año se roban 10
mil millones de soles, que se van a los bolsillos de los funcionarios corruptos
de nuestro país. Con ese dinero tranquilamente se pueden construir 70
hospitales con tecnología de punta ó 160 colegios bien equipados con
laboratorios. Pero no. Pregunto ¿quién hace algo? NADIE. Así de mal está
nuestro país.
Los juicios y las sanciones brillan por su ausencia. Las cárceles solo
están pobladas por delincuentes de poca monta, ladrones de gallinas,
atracadores de la esquina y pandilleros. Pero los de cuello y corbata como
siempre “declarados inocentes”. ¿La pregunta es, cuándo y cómo acabará la corrupción? La corrupción claro
que debe desaparecer. Para que esto suceda debemos tomar las siguientes
medidas: tenemos que demoler la vieja estructura del sistema de Gobierno; eso
implica cambiar la Constitución Política por una más justa y más humana,
inhabilitar de por vida a los funcionarios cuya trayectoria ha sido manchada de
corrupción, los jueces y fiscales deben ser elegidos por la población. Luego hacer
una convocatoria de nueva generación de líderes, con ideas revolucionarias, con
valores y principios. Líderes que no se compran, ni se venden; Líderes que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de
sus almas; Líderes que no
teman dar al pecado el nombre que le corresponde; Líderes cuya conciencia sea tan leal al deber, como la
brújula al polo, Líderes que se
mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos. ¡Es posible,
claro que es posible!