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¡PILCUYO QUERIDO!


¡PILCUYO QUERIDO!
Por: Edgar Lupaca Guevara

Pilcuyocuna de los Aymaras y Lupakas,
te posas en la meseta del Collao,  a las riberas del Titicaca,
que con su brisa divinal te provee una aureola sin igual.
Wirajama y Santacruz guardianes celosos,
que registran cada suceso ocurrido en tus entrañas;
que desde sus cumbres se divisa el panorama veraniego
como los valles  del Jordán, verde y esplendoroso.
Pero cuidado con el Wenq´e y el Zapatilla,
que cuando se enoja, arrasa todo a su paso en tu planicie.


Pilcuyo tu descendencia de hombres humildes y de buen corazón,
fornidos y laboriosos de alma luchadora.
Pero también bravudo y enérgico frente a la injusticia.
Tierra de músicos, danzarines y deportistas;
donde quiera que estén siempre cultivan con orgullo y pasión.
¡Ah! como extraño escuchar el bramido no de las olas,
Sino, del q´enachu, el pinkillo, la zampoña, el charango y la guitarra;
que en los momentos de angustia llenan los vacíos del alma.


Recuerdo vívidamente los años maravillosos que pase en mi linda tierra,
Cuando pastaba mis ovejas, tocaba mi quena y zampoña en las faldas del Wirajama.
Allí tejí mis ilusiones y mis sueños de ser alguien en la vida.
¡Como quisiera convertirme en  el  niño travieso que fui!
correr por los pajonales, espantar a los perdices y a los leq´echus
 y revolcarme entre los matorrales.
Cómo quisiera estar en tu regazo y sentir  tus caricias y tu aliento.
Pilcuyo madre tierra, donde quiera que me encuentre,
 siempre estarás en mi mente y en lo profundo de mi corazón.

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