sábado

Liderazgo: Jóvenes ¿espectadores o protagonistas?

INTRODUCCION             
El propósito de mi exposición es enseñar que el liderazgo consiste en formar  JÓVENES PROTAGONISTAS Y NO MEROS ESPECTADORES. Jóvenes que asuman su firme propósito de encarar y enfrentar cada anomalía que observa a su alrededor. No hace falta observadores sino encaradores.
Resultado de imagen para jovenes líderesLa crisis que vive el país necesariamente tenía que alcanzar a la juventud. La juventud actual con honrosas excepciones es en gran medida el producto ideológico de las últimas décadas, llamada cultura “chicha-disco”; la evidencia es el indignante de los bailes llamado “el perreo” y el “semáforo” que no es otra cosa sino una aberración cultural, promovida por los sensualistas de la televisión. Nuestros jóvenes presa de sus artimañas se van en bandadas como enjambre a la miel.
Aprendieron a decir que la política y los destinos del país hay que dejárselas a los políticos. Eso no nos corresponde a nosotros. Es decir, el sistema los preparó para ser meros espectadores del presente, que se conforma con la injusticia, la corrupción y el libertinaje. Y no son capaces de jugar un papel protagónico, ni son capaces de poner un granito de arena, en aras del desarrollo de nuestra sociedad.
Los Factores que deben los jóvenes adoptar son:
CAMBIO DE ACTITUD MENTAL
Las amplias mayorías piden el cambio. Nuestra sociedad requiere un cambio estructural más que coyuntural, pero ese cambio no vendrá si primero no cambiamos en nuestro modo de pensar y actuar. Primero debemos renovar los paradigmas mentales, cotejar preconceptos y eliminar los prejuicios. Porque estamos como el elefante amarrado en la cadena y una estaca, todo porque no hemos descubierto nuestras potencialidades. De no saber que somos un diamante en bruto, lo único que falta es pulir y hacer brillar.
Nadie hará por nosotros, lo que nos corresponde hacer en forma personal. Si no participamos de la historia, no tenemos derecho a quejarnos. Con frecuencia decimos: “los tiempos son malos, pesados y miserables”, los tiempos no hieren a nadie, los causantes de las heridas son los hombres, cambiemos los hombres y cambiarán los tiempos.
IDENTIFICANDO CON LO NUESTRO
Es hora de buscar nuestra verdadera identidad, basta de estereotipos. La nación es el conjunto de personas que viven en ese territorio determinado, está unida por diferentes vínculos: históricos, religiosos, culturales, lingüísticos, etc. No permitamos la intromisión extranjera, que viene imponiendo su ideología y su estilo de vida liberal. Las familias viven en la práctica una burda imitación de modelos ajenos.
Los medios de comunicación en su mayoría cumplen la agenda de las industrias de programas seductoras. La importación de películas del oeste, la mujer maravilla, Superman y el hombre Araña; lo han alejado a los niños de la realidad nacional. Las historietas y personajes de televisión directa o indirectamente transmiten patrones de conducta ajenos a lo nuestro. Somos un país con una rica historia, éramos un imperio cuyo capital estaba en el Cuzco, tenemos tres regiones que ningún país latinoamericano lo tiene, y estamos colmados de recursos naturales. Que si los gobernantes administraran bien, estaríamos codeándonos con los mejores del mundo. Nuestra cultura es variada y fascinante. A nosotros nos toca consolidarla y patentizar.
COMPROMISO CON LA CAUSA
Hoy los soberanos mediocres han inventado una fórmula que reza: “no comprometerse con nada para evitar dolores de cabeza”. Esta es la vía del facilismo, este estilo de vida no vale la pena vivirla, porque es una vida sin metas ni objetivos. Es semejante a un barco sin mapa, ni brújula que será arrastrada por cualquier viento de circunstancia. Muchos ya están pasando cuarenta años, y resulta que no saben que religión profesar; servir a Cristo o a Mahoma, no saben que ideología abrazar, si ser radicales o liberales. Su existencia es una real incertidumbre.
Comprometerse significa hipotecar nuestra vida, es poner nuestro granito de arena en aras del desarrollo de nuestra región, es aprovechar cada oportunidad para sembrar una semilla benéfica, es aliviar la carga de los demás, es llevar alegría donde hay llanto, paz donde hay caos y confusión, es llevar luz donde hay oscuridad. Porque como dice Cesar Vallejo: “hay hermanos muchísimo que hacer”.

SIENDO PROTAGONISTAS, NO ESPECTADORES
Nosotros no hemos podido escoger el país que heredamos; pero sí podemos escoger el Perú del futuro, el Perú que necesitamos para nuestros hijos, pero no será obra de unos cuantos, tiene que ser la obra de todos los que vivimos en este país. Pero para que suceda esto debemos entrar en acción, manos a la obra. Si eres estudiante hazlo fervorosamente, que cada día sea una verdadera experiencia, desarrolla tus potencialidades al máximo. Porque la juventud es la etapa de almacenar mayores conocimientos. Consolida tus fortalezas y mejora tus debilidades. No basta ser joven físicamente, sino ser joven de corazón y espíritu. “No es necesario que seas rico o famoso o un genio para cumplir tus propósitos; todo lo que tienes que hacer es utilizar tus facultades lo mejor que puedas. Si eres hábil con el martillo construye; si eres feliz sobre las aguas pesca; si la pluma es tu vocación escribe”.
Tomando en cuenta que los jóvenes de hoy seremos la próxima generación de padres, trabajadores, líderes y ciudadanos del mañana. Los jóvenes somos responsables de lo que sucederá en el futuro de nuestro país, ya que la grandeza de un pueblo depende en gran medida de los ideales de su juventud. “Todo lo que vívidamente imaginamos, ardientemente deseamos, sinceramente creamos y entusiastamente emprendemos inevitablemente sucederá”
RESUMEN
Amigos; vivimos en una etapa muy crucial, el peso de la responsabilidad cae sobre nuestros hombros. A nosotros nos toca actuar, evadirlo sería huir de la realidad. No podemos quedarnos con los brazos cruzados observando la historia sino por el contrario a ser protagonista de esta historia. Lo que debemos hacer por lo pronto:
  • Cambio de actitud mental, eso es ser idealista, porque todo se gesta allí.
  • Valoremos nuestra idiosincrasia, nuestra cultura, nuestro pasado histórico.
  • Vivamos comprometidos con el progreso y desarrollo de nuestro país.
Siendo actores en el campo de batalla y no meros espectadores.
¿Qué estás haciendo tú, qué estoy haciendo yo para propulsar un verdadero cambio? ¿De dónde vendrá el mesías reformador? ¿O acaso somos nosotros los llamados para esta gran responsabilidad? Nuestros jóvenes tienen que ser protagonistas y no meros espectadores.
Quiero terminar repitiendo las palabras de la escritora Elena de White:
“La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se compran, ni se venden; Hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimos de sus almas; Hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; Hombres cuya conciencia sea tan leal al deber, como la brújula al polo, Hombres que se mantengan de parte de la justicia, aunque se desplomen los cielos” (La Educación; pag 54)
Muchas gracias.

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