Hemos llegado a un punto en donde tenemos que mantener serenidad y debida calma, no vaya a ser que después de leer estas líneas cedas al desánimo y dejes de estudiar tan bonito arte. Le explicaré de manera clara y objetiva en lo que concierne a la persuasión, porque es un tema álgido de la comunicación y requiere un estudio pormenorizado. Pero no es cosa de otro mundo, asi que tranquilo.
Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE) persuadir significa, “Inducir, mover, obligar a alguien con razones a creer o hacer algo”[1] Confieso que no estoy de acuerdo en su totalidad. Porque persuadir a mi juicio, es efectuar un cambio en una o varias personas tanto en la manera de pensar como en la forma de actuar. Gracias a una impactante intervención oral. Nitza Hernández profesora de la universidad de Puerto Rico, define “La persuasión es una estrategia de comunicación que usamos como emisores para influenciar a nuestros receptores a que actúen o piensen como deseamos”[2]. Persuadir no es coaccionar, imponer ni mucho menos manipular. Si alguien trata de convencer a los demás para luego beneficiarse a sí mismo está practicando la manipulación, por el contrario cuando persuadimos a los oyentes, estamos motivando al cambio pero el beneficio es para todos. Entonces persuadir es saber llegar a las fibras más recónditas de la mente del oyente para luego dar un giro de 180°. Pero el propósito debe ser algo sincero y noble que beneficie a la comunidad entera y no a unos cuantos.
Por eso amigo lector, persuadir es el reto que se pone el orador antes de emitir una conferencia. De la manera como el alpinista se propone el desafío de llegar a la cima de la montaña; lo contrario sería un fracaso. El cazador que tiene que volver del bosque con el jabalí al hombro, sino no puede llamarse como tal. El torero que tiene que incrustar la espada en el lomo de un toro y derribarlo, sino lo hace la gente lo repudiará. El boxeador que tiene como reto ganar por nocaut. Como el futbolista que convierte en gol un penal en una final candente.
Si un orador no logra persuadir, simplemente entretiene a la gente, no nutre, no da vestigios de reforma, no educa, no trasciende, puede llamarse un palabrero menos un orador eficaz. El nombre le queda muy grande. Saber persuadir es la máxima prueba a la que un orador se somete para poner a prueba su capacidad e inteligencia y una vez lograda se convierte en: Orador eficaz. Oradores hay por todos lados pero oradores eficaces son contados.
Hay dos factores que tienen conjugarse para exista una auténtica persuasión:
· Primero, el propósito de la disertación tiene que ser relevante y de interés común de toda una región, y que contribuya al bienestar y desarrollo de la misma.
· Segundo, la posición de la persona que intenta persuadir debe ser influyente, idóneo para el servicio. Si el individuo en cuestión es una autoridad o tiene popularidad, es probable que sus opiniones tengan mayor poder de persuasión que las opiniones de los demás. Por eso muchos partidos políticos apuestan por llevar a celebridades como candidatos en procesos de elecciones.
[1] Diccionario de la Real Academia Española (RAE) Edición electrónica. 2005.
[2] Nitza Hernandez es profesora de la Facultad de Psicología, de la universidad de Puerto Rico, https://es.slideshare.net/Nitza/comunicacion-persuasiva-2-presentation
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