La mayoría de las fuentes que he
leído sobre la historia de oratoria, inician con Sicilia o Grecia. Pero
indagando más sobre el contexto histórico me choqué con una de las
civilizaciones más grandes del mundo antiguo llamado “Mesopotamia”, en donde se
ha desarrollado intensas escenas políticas y religiosas. Para mí la oratoria
data desde mucho antes. Moisés (1500 a.C.) líder israelita fue escogido por
Dios mismo, para la difícil misión de liberar al pueblo de Israel del poder opresivo
de Faraón de Egipto. Puedo imaginarme a Moisés en el palacio presentando su discurso y arguyendo las diez
plagas que yergue sobre Egipto, en caso que desistiera de obedecer las
indicaciones divinas.
GRECIA
La oratoria como disciplina comienza
en Grecia, específicamente en Atenas, (cuna de la civilización) porque allí
estaba de nata y la crema de la “sabiduría”. El grupo élite de filósofos se
habían constituido allí. Porque Grecia llegó a ser una potencia política a raíz
de la conquista de Alejandro Magno, llegando a ser la capital el imperio macedónico
más poderoso del momento.
Por lo tanto, La oratoria era más
que una necesidad, porque Grecia como ciudad cosmopolita era escenario de
constantes debates y alegatos, por lo que cualquiera que participe de ellos
debía estar dotado de erudición y elocuencia. La necesidad era tanto que
Sócrates el célebre filósofo al parecer fundó una academia para formación de
oradores y llegó a ser considerada como un instrumento fundamental para
alcanzar prestigio y poder político.
“Había
unos profesionales llamados logógrafos que se encargaban de redactar discursos
para los tribunales. El más famoso de estos logógrafos fue Lisias. Sin embargo,
Sócrates creó una famosa escuela de oratoria en Atenas que tenía un concepto
más amplio y patriótico de la misión del orador, que debía ser un hombre
instruido y movido por altos ideales éticos a fin de garantizar el progreso del
estado. En este tipo de oratoria llegó a considerarse el mejor en su arte a Demóstenes”[1]
Pericles: Gobernó
Atenas, fue orador y filósofo. "Cuando Pericles hablaba, todos escuchaban
en silencio y en el alma de cada uno quedaba su palabra como en el cuerpo el
aguijón de la avispa." Pericles poseía mayor riqueza de pensamientos que
palabras.
Gorgias: Considera
a la retórica como una magia, preocupándose por las palabras que debían
encantar los oídos y dominar los ánimos. Decía que "Nada existe, y si algo
existe no puede ser conocido; o si algo existe y es conocido, no puede ser
expresado"
Heráclito: Dice que
"Todo fluye, todo cambia, y el hombre es la medida de todas las
cosas"
Esquines: Orador
dotado, hábil para improvisar y controvertir.
El
Macedónico.
Se desarrolla la oratoria jurídica junto a la política
DEMÓSTENES
¿Cómo superó la tartamudez?
Nació en Atenas, (384 - 322 a .C.) Orador y político
ateniense. A partir del año 354
a .C. intervino en asuntos políticos y se hizo famoso por
sus discursos.
El joven Demóstenes soñaba con ser
un gran orador. Pero su problema radicaba en que sufría cierto grado de
tartamudez. En una de sus presentaciones fue abucheado vilmente por los
asistentes porque no podía articular las palabras como es debido. Fue un gran
fracaso. A la tercera frase fue interrumpido por los gritos de protesta de la
audiencia: ¿Para qué nos repite diez veces la misma frase?-dijo un hombre
seguido de las carcajadas del público.- ¡Hable más alto! -exclamó otro-. No se
escucha, ¡ponga el aire en sus pulmones y no en su cerebro! Las burlas acentuaron
el nerviosismo y el tartamudeo de Demóstenes, quien se retiró entre los
abucheos sin siquiera terminar su discurso. Cualquier otra persona hubiera
olvidado sus sueños para siempre. Fueron muchos los que le aconsejaron –y
muchos otros los que lo humillaron- para que desistiera de tan absurdo
propósito. En vez de sentirse desanimado, Demóstenes tomaba esas afirmaciones
como un desafió, como un juego que él quería ganar. Usaba la frustración para
agrandarse, para llenarse de fuerza, para mirar más lejos. Sabía que los
premios de la vida eran para quienes tenían la paciencia y persistencia de
saber crecer.- Tengo que trabajar en mi estilo.- se decía a sí mismo. Así fue
que se embarcó en la aventura de hacer todo lo necesario para superar las
adversas circunstancias que lo rodeaban. Se afeitó la cabeza, para así resistir
la tentación de salir a las calles. Corría por las riberas del mar, cogía
piedrecillas y las ponía en su boca y gritaba hasta más no poder. De este modo,
día a día, se aislaba hasta el amanecer practicando. Así pasaron meses y años,
antes de que reapareciera de nuevo ante la asamblea defendiendo con éxito a un
fabricante de lámparas, a quien sus ingratos hijos le querían arrebatar su
patrimonio. En esta ocasión la seguridad, la elocuencia y la sabiduría de
Demóstenes fueron ovacionadas por el público hasta el cansancio. Posteriormente
elegido como embajador de la ciudad. Su persistencia convirtió las piedras del
camino en las rocas sobre las cuales levantó sus sueños.
ROMA
CICERÓN. Marco Tulio
Ciceron (106 - 43 a .
C.) nació en Arpino, una pequeña población del sur de Roma, La familia de
Cicerón pertenecía al “ordo equestris”, si bien era la clase acomodada de Roma;
pero era considerada de rango “plebeya”. Fue un jurista, político, filósofo, escritor y orador romano. Es
considerado uno de los más grandes retóricos y estilistas de la prosa latina. [][]Reconocido
universalmente como uno de los más importantes autores de la historia romana, es
responsable de la introducción de las más célebres escuelas
filosóficas helenas en la
intelectualidad republicana, así como
de la creación de un vocabulario filosófico en latín.
“Su carrera política fue fulgurante: en un año fue elegido edil, en el
66 a.C. pretor, cargo desde el que propulsó un acercamiento entre caballeros y
senadores (concordia ordinum),
y dos años después obtuvo la elección de cónsul del Senado. Desde esta
posición, hizo fracasar la reforma agraria propuesta por Rullo, hizo frente a
los populares, liderados por Craso y César, y llevó a cabo una de las batallas
más dramáticas y peligrosas de su carrera: su oposición a la conspiración de
Catilina”.[2]
“Derrotado en las elecciones, éste se disponía a promover levantamientos
para instaurar una dictadura. Los cuatro discursos (Catilinarias) pronunciados por Cicerón ante el Senado a fin de
conseguir la ejecución de los conspiradores constituyen la muestra más célebre
de su brillante oratoria, de gran poder emotivo”.[3]
Cicerón
escribió varios tratados de retórica en los que recopilaba todos los
conocimientos que había adquirido estudiando la retórica griega e investigando
la historia de la oratoria romana, junto con los que había extraído de su
experiencia personal como abogado y estadista. “En sus obras; De oratore (acerca de la formación del orador) y Orator
(retrato del orador ideal) enumera las cualidades innatas que debe reunir un
orador: figura, tono de voz, memoria, etc.; a ellas debe añadirse una formación
que abarque todos los campos del saber: leyes, historia, filosofía, literatura,
etc., y el conocimiento de las técnicas del discurso”.[4]
GRANDES
ORADORES
Dentro de los grandes oradores de la
historia se pueden encontrar a:
Los
Griegos,
Gorgias, Protágoras, Pericles, Demóstenes, Sócrates, Esquino y Heráclito.
Los Romanos, Julio César, Cicerón y Hortensio, Octavio Augusto.
Los Romanos, Julio César, Cicerón y Hortensio, Octavio Augusto.
Los
Bíblicos,
Moisés, David, Job, Daniel, Pablo y Jesucristo (este último singular).
Los
Modernos,
José Antonio Primo de Rivera, Martin Luther King, Winston Churchill,
Robespierre, Benito Mussolini, Dale Carnegie, Juan Perón, Raúl Alfonsín, Ramón
Otero Pedrayo, Emilio Castelar, Jorge Eliécer Gaitán, Salvador Allende, Fidel
Castro, Barack Obama.
Los
Nuestros;
Fernando Belaúnde; Alan García Pérez, Mario Vargas Llosa, Pedro Huillca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente sobre el tema leido...