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martes

EL ORADOR NACE Y SE HACE, AMBAS COSAS

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El orador, ¿nace o se hace?¿Te has hecho alguna vez esta pregunta? sobre todo si conoces a alguien que tiene un gran don para comunicarse, parece tener siempre las palabras adecuadas y no le importa expresarlas, ante pocas o muchas personas.
Nuevamente aquí voy a poner en tela de juicio las afirmaciones de algunos oradores lustrados, donde según ellos el orador no nace sino se hace. Esta afirmación es un tanto apresurada y falto de objetividad, primero porque anula o tira por la burda el concepto del talento. El diccionario define el talento como; "conjunto de facultades y aptitudes que se tienen para aprender rápido y desarrollar hábilmente una actividad".
Las técnicas y habilidades a veces son innatas otras veces adquiridas. En oratoria funcionan ambas cosas. Por los años que vengo enseñando oratoria y desde mi propia experiencia; puedo afirmar sin temor a equivocarme que los dones y talentos naturales existen. Los niños con talento poseen una aptitud muy relevante en un área específica, ya sea en el campo académico, científico, artísticos, deportivo y kinestésico.
Cada vez que comienzo una clase de oratoria, siempre surge un grupo de 3 a 5 niños con una habilidad y destreza asombrosas que hacen que sean distinto a los demás. Su postura, su voz, su mirada, y la facilidad de habla, los califican idóneos para ser grandes oradores. Mientras que otros apenas balbucea el español y demoran hasta una semana solo para elevar el volumen de su voz. Nuevamente reafirmo que los talentos no son ficticios sino una realidad.
Personalmente clasifico en tres grupos a los alumnos de oratoria:
1. Los talentosos: Son aquellos que desde un inicio marcan la diferencia, especialmente por el rápido desenvolvimiento frente a sus compañeros. Su facilidad de expresión, su voz vibrante y el manejo corporal destacan tan prontamente. Pareciera que están hechos tal para cual y todo lo ven como una grandiosa oportunidad para lucirse en el escenario.

2. Los aguerridos: son aquellos estudiantes que si bien no destacan en habilidades específicas como los primeros, poseen un enorme deseo de aprender y una fuerza de voluntad arrasadora que, si se le encamina correctamente pueden llegar a ser grandes protagonistas en el área de la comunicación. En algunos casos incluso han llegado a superar a los talentosos, precisamente por el empeño y empuje que ponen en cada clase, por eso el nombre “los aguerridos”.

3. Los bisoños. Son aquellos a parte de no vislumbrar ningún rasgo de oratoria, no muestran ningún interés en aprenderlo, están en la clase por pura obligación de sus padres. Oratoria les es ajeno, les cuesta adaptarse, felizmente no son la mayoría. Este es el grupo que me lleva más tiempo en adiestrarlo, prácticamente me absorbe tiempo y energía, pero por razones obvias tengo que lidiar con ellos.
Sin embargo, en términos de logros de aprendizaje, no siempre se obtiene al 100%. Las razones están explicadas en el párrafo anterior. Por otro lado; sería absurdo que a un niño con evidentes habilidades para la música se le obligue a desarrollar con la misma intensidad para que sea un orador. Todos podemos tener rasgos de varias inteligencias pero la que predomine indicará de qué “material estamos hechos”.
Según Las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner, existen hasta 8 inteligencias ya definidas en el que una persona normal puede desarrollar y perfeccionar hasta dos o tres de ellas. Además destaca el hecho de que ninguna inteligencia es completamente aislada, ya que una puede derivar de la otra y siempre guarda relación unas con otras.
Concluyo, EL ORADOR NACE Y SE HACE.
Si le gustó marca la manito y deja su comentario, nuestro afán es enriquecer el tema ya que no pretendo ser dueño de la verdad. saludos.






[1] Diccionario de la Real Academia Española (RAE) 1985
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