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¿ES PECADO HABLAR DE LA POLÍTICA PARA UN CRISTIANO?

Esto es un tema que hay que dilucidar, porque muchos están confundidos y en una incertidumbre total. Si la vida me dio otra oportunidad será para que aporte algo a la sociedad. Estoy seguro que algunos estarán en desacuerdo y otros concordarán con lo que voy a decir.  

Antes hay que distinguir la política de los politiqueros. La política, tal como define el diccionario RAE, es la “Ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados”.

Hablar de política es lo mismo que hablar de Educación, Religión, Trabajo, Familia, Éxito. etc. Pregunto ¿Es pecado hablar de Educación, Religión, Trabajo, Familia? Claro que no. Entonces ¿por qué decimos que es pecado hablar de la política? ¿Por qué dicen que la política lleva a la perdición?

 “La política es hoy la mayor actividad creadora. Es la realización de un inmenso ideal humano. La política se ennoblece, se dignifica, se eleva cuando es revolucionaria” decía cierto pensador. Porque de sus acciones depende el destino, la vida, el desarrollo y la seguridad de las personas de una nación.

 

Necesitamos de política para construir hospitales, colegios, carreteras y puentes. A ver, si necesitamos una posta médica para nuestra comunidad. ¿A quién vamos a solicitar para que lo construya? ¿No es acaso al Alcalde? Pero el alcalde no viene del Marte, sino que ha sido elegido políticamente. Si queremos un colegio para nuestro distrito; no vamos a pedir al señor empresario para que lo haga. Pero sí tenemos el derecho de exigir al gobernador de la región que ha sido elegido después de una elección política.

Entonces, la política está inmersa en nosotros, es algo que vivimos diariamente. Necesitamos de la política y la política nos necesita. A ver, cuando nace tu hijo después de una semana ¿a donde lo llevas? Cuando quieres casarte ¿a dónde van para legalizar su compromiso? Cuando muere tu papá ¿a dónde llevas para registrar su deceso? ¡Al Registro civil pues!, y esa oficina se encuentra en el municipio cuyo máximo jefe es el Alcalde políticamente elegido. Y los registros no solo son necesarios son ineludibles.

Entonces, no podemos decir: “a mí no me importa la política”. ¿Cómo que no te importa? Según Aníbal Ponce: “Practicar la neutralidad, la indiferencia, es practicar la saciedad política. Pues nadie puede mostrarse indiferente frente a un pedazo de pan, al hacerlo, quiere decir que pertenece al partido de los saciados, de los llenos”. 

No somos extraterrestres. No se puede tapar el sol con un dedo, no podemos decir que vivimos en Marte cuando estamos en la Tierra. No podemos negar lo innegable. Los que dicen; que la política lleva a la perdición, no sabe lo que está diciendo. La política es buena, necesaria y maravillosa. Otra cosa que los politiqueros manchan la política, porque han entrado en ella no para servir a la sociedad, sino para servirse del cargo. Así como personas inescrupulosas que han convertido la religión en un negocio. Eso sí es condenable. ¿Me dejo entender?

Ya le dije en mi anterior nota que hay que cuestionar todo, no hay que quedarse callado. Lo que pasa que el sistema nos ha educado no con mentalidad crítica sino pasiva y conformista. Por eso que todo lo aceptamos, sin cuestionar, sin poner en balanza para saber cuánto realmente pesa.

NO PODEMOS SER CÓMPLICES DE LA CORRUPCIÓN. EL QUE CALLA OTORGA

Estos días estamos eligiendo a un Presidente de la República. Porque es imprescindible contar con un presidente. Porque es el que encarna a la nación peruana. Sin un presidente nuestra nación sería un estado acéfalo, por consiguiente, reinaría el caos y la confusión. Habría un desgobierno y una anarquía total. Por lo tanto; no puedo decir a mí no me importa la política.

Veamos el siguiente párrafo de Bertolt Brecht.

“El peor analfabeto es el analfabeto político. Él no oye, no habla ni participa en los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pescado, de la harina, del alquiler, del calzado y de las medicinas dependen de las decisiones políticas. El analfabeto político es tan animal que se enorgullece e hincha el pecho al decir que odia la política. No sabe que de su ignorancia política proviene la prostituta, el menor abandonado, el asaltador, y el peor de los bandidos, que es el político aprovechador, embaucador y corrompido, lacayo de las empresas nacionales y multinacionales”.
Bertold Brecht
(dramaturgo, poeta, filósofo alemán).

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