El mayor poder del mundo ha sido, es y será la palabra. La razón es muy simple. El cerebro piensa, interpreta y se expresa en base a un código verbal, por lo cual, el manejo de la palabra es determinante para el aprendizaje y para el éxito.
Vivimos en una sociedad competitiva, en la cual, la imagen personal es fundamental. A las personas no se les juzga por lo que es o por lo que sabe, sino por lo que se expresa. La palabra es la esencia misma de la personalidad. La verdadera radiografía de una persona se revela cuando dirige la palabra a los demás, allí se trasluce nuestras ideas y sentimientos; nuestras fortalezas y debilidades.
Si una persona tiene un vocabulario fluido y variado, una voz clara, vibrante y agradable, expresa capacidad, poder y seguridad. Su voz es un estímulo constante para sí misma y para los que escuchan. La gente respeta y admira a esta clase de personas.
La Neurolingüística nos dice que el lenguaje programa la mente en forma constante y profunda. "Somos lo que pensamos, si pensamos que somos fuerte, seremos fuerte. Y si pensamos que somos débil, seremos débil". Además, todos necesitamos adquirir un trabajo o vender algo para obtener beneficios con los cuales "comprar cosas” para satisfacer nuestras necesidades; pero nadie puede conseguir un trabajo o vender algo, si no convence a través de su palabra.
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