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INTELIGENCIA EMOCIONAL

"Cualquiera puede enfadarse, eso es muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo."Aristoteles, Etica a Nicomaco 

¿Qué es la inteligencia emocional?

Al mismo tiempo habilidad para controlarlos. Este término fue ampliamente tratado por  Daniel Goleman en su libro “Emotinal Intelligence”, en 1995. En donde puntualiza que  la inteligencia emocional es un producto acabado pero que en el proceso conforman las siguientes fases: como reconocimiento de las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación y gestionar las relaciones.

Según Goleman hay algunos errores muy extendidos acerca de la inteligencia emocional, por ejemplo, la inteligencia emocional no significa “ser amable”, porque hay momentos en los que no se requiere precisamente la amabilidad sino, por el contrario, afrontar abiertamente una realidad incómoda que no puede eludirse por más tiempo. Otro error es pensar que la inteligencia emocional significa “dejar al descubierto todas nuestras intimidades” y no es así, sino que se refiere a la capacidad de expresar nuestros propios sentimientos del modo más adecuado y eficaz.

      Los estudios de Goleman se centraron en características de la inteligencia emocional como la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera en nuestras facultades racionales y, por último, la capacidad de empatizar y confiar en los demás.

      La inteligencia emocional según Peter Salovey y John Mayer, se concreta en un amplio número de habilidades y rasgos de personalidad: empatía, expresión y comprensión de los sentimientos, control de nuestro carácter, independencia, capacidad de adaptación, simpatía, capacidad de resolver los problemas de forma interpersonal, habilidades sociales, persistencia, cordialidad, amabilidad y respeto.

      El desarrollo de nuestra inteligencia emocional supone el manejo de cuatro grupos de habilidades: la conciencia de sí mismo, la autorregulación, la motivación y la empatía.

      Las personas con un alto nivel de inteligencia emocional, poseen características como:

·     Saben qué emociones experimentan y por qué.

·     Perciben vínculos entre sus sentimientos y lo que piensan, hacen y dicen.

·     Conocen sus puntos fuertes y sus debilidades.

·     Son reflexivas, aprenden de la experiencia.

·     Se muestran seguras de sí mismas.

·     Pueden expresar opiniones que despierten rechazo y arriesgarse por lo que consideran correcto.

·     Manejan bien los sentimientos impulsivos y emociones perturbadoras.

·     Piensan con claridad y no pierden la concentración cuando son sometidas a presión.


Inteligencia emocional y coeficiente intelectual

Hay quien piensa que el coeficiente intelectual es un dato genético que no se puede modificar y que por tanto el destino de nuestras vidas está determinado por esta aptitud. Pero en ese caso, ¿cómo es que personas con un alto coeficiente intelectual no prosperan en su vida mientras que otras con un coeficiente más modesto o incluso bajo, consiguen el éxito? La diferencia radica en el conjunto de habilidades que hemos dado en llamar inteligencia emocional, como el autocontrol, el entusiasmo, la perseverancia y la capacidad para motivarse a uno mismo. Y estas capacidades sí pueden enseñarse a los niños, brindándoles así la oportunidad de sacar el mejor rendimiento posible al potencial intelectual que les ha correspondido genéticamente.


El grado de desarrollo de la inteligencia emocional, como hemos dicho, no está determinado genéticamente ni se desarrolla exclusivamente en nuestra infancia, a diferencia de lo que ocurre con el coeficiente intelectual, que apenas varía después de cumplir los 10 años. La inteligencia emocional constituye un proceso de aprendizaje mucho más lento, que prosigue durante toda la vida y que nos permite ir aprendiendo de nuestras experiencias. Las personas desarrollan mejor su inteligencia emocional a medida que se vuelven más capaces de manejar sus propias emociones e impulsos, de motivarse a sí mismos y de perfeccionar su empatía y sus habilidades sociales.

Desde esta perspectiva, las habilidades académicas son prácticamente irrelevantes para algunos aspectos, partiendo de que ya disponemos de capacidad intelectual y destreza técnica suficiente para llevar a cabo nuestro trabajo, y centra su atención en cualidades personales como la iniciativa, la empatía, la adaptabilidad o la capacidad de persuasión. Por eso, según estudios en numerosas empresas, agencias gubernamentales y organizaciones no lucrativas de todo el mundo, la inteligencia emocional juega un papel importante en el desempeño óptimo de cualquier tipo de trabajo

El concepto de inteligencia emocional y su estudio, que es relativamente reciente si lo comparamos con el de coeficiente intelectual, se aplica a numerosas campos, como el de la empresa, la enseñanza, las relaciones sociales, etc.

En conclusión podemos decir que la base de la inteligencia emocional son las emociones y si las sabemos controlar seremos dueños tanto de nuestros pensamientos como de nuestras acciones.