El Primer Juzgado de Investigación Preparatoria aprobó el pedido de 18 meses de prisión preventiva contra el ex presidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia, presentado por la fiscalía de lavado de activos. El Ministerio Público está investigando a Ollanta Humala, Nadine Heredia y otros implicados por el presunto pago de aportes de campaña que habrían recibido de las empresas brasileñas Odebrecht y OAS en los años 2006 y 2011. Se les imputa lavado de activos.
El juez Carhuancho dijo: “A juicio de este despacho y, concluyendo, existe un alto grado de probabilidad a la luz de los nuevos elementos de convicción de que Nadine Heredia y Ollanta Humala habrían recibido dinero de Venezuela y Brasil. Y lo habrían colocado para las campañas del 2006 y 2011 con un alto grado de probabilidad. Y para ello habrían simulado mediante aportantes fantasmas e incluso habrían colocado parte del dinero en compra de equipos, en Prodín (ONG creada por la ex primera dama) e incluso tienen otros fondos en el BCP, fondos mutuos, e incluso en cuentas del Banco de Comercio”, refirió el magistrado.
Personalmente estoy muy indignado, cómo es posible que las personas que gobernaron, quienes se supone, que deben velar por el desarrollo y progreso de nuestro país, tengan que estar inmersos en la corrupción, los que con tanta saña y furia dijeron que iban a desterrar el cáncer, están involucrados y son parte de la misma enfermedad. Me refiero no solo a Ollanta Humala, sino también a Alejandro Toledo y Alan García. El oscuro manejo económico de estos señores, saltan a la vista
Nuestro
país viene atravesando por décadas una crisis moral y ética. Pero causada por
los gobernantes de turno. Cada gobierno ve al estado como su botín, cual ave de
rapiña desvalijan lo que encuentran a su paso. Los principios y los valores que
tanto predicamos han sido pisoteados literalmente y tirados al tacho de basura. En vez de respeto,
responsabilidad, transparencia y trabajo digno; se ha instaurado, la
insolencia, la soberbia, el nepotismo, la incompetencia y la corrupción. Prácticamente
son gérmenes que están devastando en
todas las instancias gubernamentales de nuestro país.
Según un
estudio de Pro ética los tres principales problemas que afronta el Perú son: En
primer lugar la delincuencia y la falta de seguridad, lo sigue la corrupción y las
coimas en el sector público, el desempleo y la falta de trabajo. Pero la corrupción
cobra especial relevancia. Porque es
practicado por las más altas esferas gubernamentales, quienes nunca han
respetado su investidura. La deshonestidad ha echado raíces profundas y se ha convertido en
un duro escollo que ya es difícil construir una sociedad justa, democrática y
solvente. La corrupción está al mando de mafias organizadas y recorre todo el
tejido estatal. Se renueva y se moderniza con la tecnología de punta y sin
miramientos arrasa con todo a su paso. Le importa un comino el progreso y el
bienestar de nuestra sociedad, parece que ya tienen tremendo callo en sus
corazones tanto que ya ni sienten lo que pasa y lo que podría pasar. Según informe de MEF 10, mil millones de soles se esfuman cada año en
nuestro país, eso es para indignarse señores.
Los delitos
que cometen los funcionarios públicos y servidores del estado son: Concusión,
peculado de uso, malversación de fondos, cohecho propio, tráfico de influencias
y enriquecimiento ilícito. Las medidas de lucha contra la corrupción que
ha implementado, el estado no es más que un simple saludo a la bandera, por ser
infructuosas y carentes de efectividad. Los juicios
y las sanciones brillan por su ausencia. Las cárceles solo están pobladas por
delincuentes de poca monta, ladrones de gallinas, atracadores de la esquina y pandilleros. Pero
los de cuello y corbata como siempre “inocentes”. Miles de denuncias contra los
alcaldes están encarpetadas. Si es que son detenidos, después de meses, son
declarados libres de polvo y paja y caminan campantes
por las calles. Es una ilusión pretender que los propios corruptos se
investiguen, sancionen y moralicen; porque el espíritu de cuerpo y la impunidad
seguirán siendo la salvación de estos responsables de la decadencia de
nuestro país.
¿La pregunta es, cuándo
y cómo acabará la corrupción? La corrupción claro que debe desaparecer. Pero eso
dependerá de cada uno de nosotros. Ya
que los gobernantes de turno no han podido hacer nada. Por consiguiente; tenemos
que tomar las siguientes medidas: tenemos que cambiar las estructuras del
sistema de Gobierno; eso implica cambiar la Constitución Política, inhabilitar
a los funcionarios cuyas trayectorias han sido manchadas de corrupción, hacer
una convocatoria de nueva generación de líderes, con ideas revolucionarias, con valores y
principios. Líderes que no se
compran, ni se venden; Líderes que sean sinceros y honrados en
lo más íntimo de sus almas; Líderes que no teman dar al pecado el
nombre que le corresponde; Líderes cuya conciencia sea tan leal al
deber, como la brújula al polo, Líderes que se mantengan de parte de la
justicia aunque se desplomen los cielos.
Todavía albergamos la fe y la esperanza, en que
nuestro país, un día logrará la verdadera libertad, soberanía política y
económica, en donde la distribución de la riqueza será de forma equitativa,
donde la honestidad, el respeto y la disciplina serán valores cuyas letras no
solo estarán escritas en las paredes de los colegios e instituciones; sino que
estarán escritas en nuestros corazones y grabada en nuestras conciencias. Eso es nuestro mayor anhelo, ese es nuestro
sueño, y alcanzar aunque difícil no es imposible. Recuerden que aunque la noche sea más oscura, siempre habrá un
claro amanecer, que por más que las nubes sean negras y densas, el sol seguirá
brillando; que todo túnel por más largo y oscuro que sea, siempre tendrá otra
salida y que todo río por más grande y caudaloso que sea, siempre tiene dos orillas.
Seamos optimistas, tengamos fe en Dios, dejemos de ser espectadores de la
crisis y convirtámonos en protagonistas del cambio.